Sin luz? 😅

El lunes pasado en España se cayó parte del sistema de internet y electricidad, y por unas horas fue como si nos arrancaran el alma. Yo, que crecí en los 80 jugando en la calle y hablando por teléfono fijo, me vi completamente bloqueado al no poder trabajar, comunicarme ni siquiera ver qué estaba pasando. Me di cuenta de lo dependientes y lo vulnerables  que nos hemos vuelto.

No tenemos un plan B. Sin luz no cargamos el móvil, no cocinamos, no usamos agua caliente. Sin internet no trabajamos, no pedimos comida, no sabemos ni el horario del tren. Somos una especie que ha evolucionado más rápido que su capacidad para adaptarse. Le dimos la espalda a lo analógico tan rápido que ya ni sabemos cómo volver atrás.

Ese apagón tecnológico, aunque breve, me dejó pensando: si un simple fallo en la red puede dejarnos tan perdidos, ¿qué pasará el día que la caída sea más larga o más seria? No es alarmismo, es realismo. Nos hemos vuelto tan cómodos, tan hiperconectados, que hemos olvidado cómo vivir desconectados.

Tal vez deberíamos empezar a pensar en cómo reconstruir una parte de nuestra resiliencia. Saber apagar para volver a encender, saber parar para aprender a seguir. Porque si algo ha quedado claro, es que sin luz y sin internet, no sabemos estar.